lunes, 29 de octubre de 2012

In Memoriam: Quintín Racionero



Al amanecer del pasado 18 de octubre ha fallecido, a los 63 años de edad, el profesor de la Facultad de Filosofía de la UNED Quintín Racionero Carmona. Esta vez, el temido cáncer no lo tuvo fácil: Quintín le plantó cara durante largos años con una valentía y elegancia difíciles de igualar. Parecía querer hacer suyas las palabras de Unamuno: “No quiero morirme, no, no quiero ni quiero quererlo”. Su resistencia nos ha llenado a todos de admiración, casi de estupor. Con total naturalidad pasaba de las duras sesiones de quimioterapia a atender a sus alumnos en el despacho de la facultad.
La verdad es que Quintín tenía muy buenas razones para desear quedarse un poco más con nosotros. Se sabía muy querido, ante todo por los más cercanos: su madre, su esposa, sus hijos, sus hermanos, toda su familia. Solía decir que todos ellos constituían su “orgullo”. Y también contábamos sus amigos. Nació con la asignatura de la amistad aprendida. Era imposible no quererle. Su final, tan injustamente prematuro y precedido de tantos años de sufrimiento, ha hecho derramar muchas lágrimas a todos los que le queríamos.
En el tanatorio, y en el cementerio, nos dimos cita los compañeros y alumnos de las dos universidades en las que ejerció la docencia: la Complutense y la UNED. En las dos se sentía como “en casa”. Y en ambas se le recordará como el excelente profesor de Filosofía que ha sido. Sus alumnos y alumnas dan testimonio de ello. Era imposible no emocionarse al verlos despedir con flores a su profesor y maestro.
Pero, además de un gran docente, Quintín fue también un magnífico investigador que dominaba a la perfección el arte de la escritura. A pesar de que, a causa de la enfermedad, su tiempo tuvo mucho de contratiempo, nos dejó textos muy valiosos. Los conocedores de Aristóteles estarán pensando, con razón, en la esmerada traducción y estudio introductorio de la Retórica. Pero existen, además, otros títulos de enorme riqueza literaria y teórica como Lo sagrado y lo perfecto. Contexto de lo divino en la antigua Grecia; Dioses, pueblos, ciudadanos; Heidegger urbanizado; Posmodernidad e historia; La noción de libertad racional en Leibniz y sus consecuencias para el problema del mal, y un largo etcétera. Sería estupendo que manos amigas reuniesen en uno o varios volúmenes tan valiosos textos.
Finalmente existe un fragmento de Heráclito que llenaba de curiosidad a Quintín. Dice así: “A los hombres, tras la muerte, les aguardan cosas que ni esperan ni imaginan”. ¿Qué querría significar el oscuro Heráclito con tan enigmáticas palabras? A lo mejor Quintín, nuestro querido Quintín, ha satisfecho ya su curiosidad. Todos se lo deseamos de corazón.

Manuel Fraijó es catedrático de Filosofía de la Religión en la UNED

Fuente: Obituario aparecido en el diario 'El País'.

domingo, 28 de octubre de 2012

Glosario de Historia del Mundo Actual (IV)


Etnia:
Una etnia o grupo étnico es un grupo humano que cree provenir de unos antepasados comunes, tiene una tradición cultural común y afirma un sentido de identidad diferenciado. El término procede de la palabra griega ethnos, que suele traducirse por nación. Durante el período colonial fue aplicado por los europeos a los diversos grupos indígenas que convivían en los territorios colonizados y más tarde se ha aplicado a los grupos de inmigrantes que mantenían rasgos culturales diferenciados en el seno del país en que se habían establecido.
No es sencilla la distinción en el uso de los términos etnia y nación, Ambos pueden ser intercambiables cuando por nación se entiende un grupo humano diferenciado por su tradición cultural, pero el término nación se utiliza también para definir a un grupo humano que constituye un Estado soberano, mientras que etnia nunca se emplea en ese sentido. Cuando en un mismo Estado nacional conviven grupos con tradiciones culturales diferenciadas se puede decir que se trata de un Estado multiétnico. El término nacional suele tener un contenido político más fuerte que el término étnico, así es que si un grupo humano se define a sí mismo como nación está proclamando con ello su aspiración a algún tipo de autogobierno, mientras que no ocurre lo mismo con un grupo que se percibe como étnico, en parte porque, a diferencia de los grupos nacionales, los grupos étnicos no siempre ocupan un territorio diferenciado. En los últimos tiempos, sin embargo, han surgido movimientos que reivindican derechos específicos en función la identidad diferenciada de su respectivo grupo étnico. De ello ha surgido el debate sobre el multiculturalismo.
En el uso habitual el término étnico se emplea sobre todo para grupos humanos de origen no europeo. En Gran Bretaña, por ejemplo, puede hablarse de minorías étnicas para referirse a los grupos caribeños o pakistaníes procedentes de la inmigración, pero resultaría raro aplicar el término a los escoceses o los galeses. En las ciencias sociales el término se utiliza en cambio con un alcance más general. Uno de los primeros sociólogos en emplearlo fue Max Weber, quien definió como grupos étnicos a aquellos grupos humanos que mantienen la creencia subjetiva de descender de unos antepasados comunes, debido a sus rasgos físicos, sus costumbres o sus memorias de pasadas migraciones o colonizaciones, independientemente de que dicha creencia tenga o no bases reales. En contra de una percepción bastante extendida, los grupos étnicos no son entidades estables, sino que se remodelan, aparecen y desaparecen en función de todo tipo de interrelaciones entre las poblaciones humanas. Al proceso por el cual llega a formarse un grupo étnico se le denomina etnogénesis. Por otra parte los límites de un grupo étnico no son siempre nítidos, por lo que a menudo resulta imposible identificar objetivamente el número de etnias que conviven en un territorio. La utilización política de la identidad étnica puede llevar a la imposición de identidades arbitrarias y conflictos violentos. El término limpieza étnica se emplea para referirse a la expulsión
violenta de un grupo étnico de un territorio. Las matanzas y otras acciones encaminadas al exterminio de un grupo nacional, étnico, racial o religioso se engloban en el delito de genocidio, definido en el derecho internacional a partir de la convención de Naciones Unidas de 1948.
Hace un siglo etnia y raza tendían a identificarse, es decir que se pretendía asociar los rasgos culturales propios de una etnia con determinados rasgos físicos hereditarios, pero este enfoque ha quedado desacreditado, tanto por los avances de la investigación científica como por el rechazo de todas las doctrinas racistas que se produjo tras los horrores del nazismo. Un paso decisivo se dio con la declaración de la UNESCO sobre la cuestión racial de 1950. en la que destacados antropólogos afirmaron que los grupos nacionales, religiosos, geográficos, lingüísticos y culturales no coincidían necesariamente con grupos raciales y que sus rasgos culturales no tenían conexión genética demostrada con rasgos raciales, por lo que para evitar errores era deseable prescindir del término raza y referirse a tales grupos como étnicos.

Fondo Monetario Internacional:
El Fondo Monetario Internacional es, al igual que el Banco Mundial, una institución intergubernamental fundada en 1945 sobre la base de los acuerdos tomados en la conferencia de Bretton Woods de julio de 1944. Inicialmente contaba con 45 países miembros, que hoy son 187. Su objetivo ha sido estabilizar las tasas de cambio de las monedas y contribuir así a la estabilidad del sistema económico mundial, evitando así una repetición del colapso del comercio internacional que se había producido en los años treinta. Los países miembros pagan unas cuotas para sostener un fondo que concede créditos a aquellos que encuentran dificultades temporales en sus balanzas de pagos. Forma parte del sistema de instituciones especializadas de Naciones Unidas.
Su dirección ejecutiva la integran veinticuatro directores, de los que cinco son nombrados por los cinco países que suministran las mayores cuotas y diecinueve son elegidos por los restantes países miembros. El gobernador, elegido por todos los países miembros, es tradicionalmente un europeo, mientras que el del Banco Mundial es tradicionalmente un estadounidense. Su sede se halla en Washington.

G8 y G20:
El G8, o Grupo de los Ocho, inicialmente G6 y luego G7, es un foro de discusión intergubernamental creado en 1975 por iniciativa del presidente francés Giscard d’Estaing y con la participación inicial de Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido y los Estados Unidos, con el fin de analizar los problemas de la economía mundial, que en el momento de su fundación se veía gravemente afectada por el impacto de la crisis del petróleo de 1973. Al mismo se incorporaron Canadá en 1976 y Rusia en 1997. La Unión Europea también está representada. Una vez al año se celebra una cumbre de los jefes de gobierno del grupo, con participación de la presidencia europea, y además se celebran reuniones ministeriales sobre diferentes temas de interés común. Las cumbres anuales despiertan una gran atención en los medios de comunicación, pero no se trata de nada parecido a un gobierno mundial, sino de un foro en el que los jefes de gobierno de algunos de los países más poderosos intercambian ideas y puntos de vista. Para subrayar su condición de simple foro de discusión, el G8 no se ha dotado de una estructura administrativa permanente. La responsabilidad de convocar y presidir las reuniones rota anualmente entre los países miembros. En conjunto estos representan el 15 % de la población mundial y el 60 % del Producto Mundial Bruto.
En 2008 el impacto de la crisis económica mundial y el reconocimiento de la creciente importancia de las economías emergentes condujeron a que adquiriera mayor relevancia otro grupo, el G20. Este existía desde 1999 como grupo de ministros de hacienda y gobernadores de los bancos centrales, pero a partir de ese año se han celebrado cumbres de los jefes de gobierno del grupo. Hubo dos cumbres en 2008 y otras dos en 2009, pero a partir de 2010 se ha acordado que sean anuales. Los temas abordados se refieren a la estabilidad económica mundial. El G20 incluye a los miembros del G8, es decir Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Rusia y Japón, más la Unión Europea y otros once países: México, Brasil, Argentina, Sudáfrica, Turquía, Arabia Saudí, India, Indonesia, China, Corea del Sur y Australia. En conjunto representan el 65 % de la población mundial y el 85 % del Producto Mundial Bruto. A partir de 2009 España y Países Bajos han participado en las cumbres, aunque no es trata de países miembros. Ciertas instituciones internacionales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, también están representadas. Al igual que el G8, el G20 carece de estructura administrativa permanente y la presidencia es rotatoria.
A pesar de carecer del grado de institucionalización de Naciones Unidas, las cumbres del G8 y el G20 representan los más importantes foros de discusión colectiva de los principales líderes mundiales.

Globalización:
El término globalización describe el proceso de creciente interacción entre los distintos países del mundo en el plano económico, social, político, cultural e incluso biológico (difusión de especies útiles y también de gérmenes patógenos). En particular se aplica a la integración de la economía mundial en las últimas décadas como resultado del avance tecnológico, en particular en el campo de las tecnologías de la información y la comunicación, y de la supresión de las barreras al libre comercio. El término comenzó a ser usado por economistas y otros estudiosos en los años sesenta del siglo XX y ha alcanzado una gran difusión desde finales de los años ochenta.
La globalización económica puede medirse a través del incremento del comercio internacional, de la difusión de los avances tecnológicos (por ejemplo el uso de teléfonos móviles), de los flujos de capital y de la movilidad de los trabajadores. Pero no menos importante es la difusión de las ideas, de los conocimientos y de la cultura popular, a través de congresos científicos, medios de comunicación, incluido Internet, y grandes eventos deportivos: las olimpiadas y los campeonatos mundiales de fútbol son excelentes símbolos de la globalización por las inmensas audiencias que obtienen en todos los continentes.
Los orígenes del proceso de globalización se hallan en los grandes viajes de descubrimiento de los siglos XV y XVI, que condujeron por primera vez en la historia al establecimiento de redes de tráfico marítimo que enlazaban a Europa, América, África y Asia. En el siglo XIX la globalización dio un gran paso adelante debido a los avances tecnológicos, el triunfo del liberalismo económico, las migraciones ultramarinas y la expansión colonial europea. El periodo entre las dos guerras mundiales supuso en cambio un período de retroceso de la globalización, debido al cierre de los mercados. La convicción de que la ausencia de una respuesta internacional coordinada había contribuido a que se agravara la Gran Depresión e incluso, indirectamente, a que estallara la Segunda Guerra Mundial, condujo a que tras la victoria aliada los gobiernos de las potencias democráticas pusieran especial empeño en potenciar el libre comercio internacional. La conferencia de Bretton Woods de 1944 supuso un paso decisivo para impulsar un marco de estabilidad económica y monetaria y de eliminación de las barreras al libre comercio, por lo que constituye el antecedente directo de la actual fase de la globalización. En el plano comercial su principal resultado fue el establecimiento del Acuerdo General sobre Comercio y Tarifas, denominado GATT por sus siglas en inglés. Las sucesivas rondas de negociación que se han sucedido en el marco del GATT y de su sucesora, la Organización Mundial de Comercio, han conducido a la reducción de las tarifas aduaneras, de los costes del transporte marítimo, de los controles para el movimiento de capital y de los subsidios a los productores locales, y al reconocimiento internacional de los derechos de propiedad intelectual, todo lo cual ha propiciado una enorme expansión del comercio, A su vez ello ha contribuido al crecimiento económico mundial, de acuerdo con el principio de las ventajas comparativas, analizado por los economistas clásicos, según el cual el comercio internacional es en términos generales, beneficioso para todos los participantes, porque les permite especializarse en aquellas actividades en que pueden obtener mayor eficacia comparativa.
El gran avance de la globalización se ha producido a lo largo de los últimos veinte años, debido al espectacular desarrollo tecnológico que tiene en Internet a su mejor símbolo, a la consiguiente reducción en los costes de comunicación y transporte, y al convencimiento general acerca de las ventajas de la apertura económica el exterior, que ha conducido la integración en el mercado mundial de los antiguos países comunistas europeos, de China y de la hasta entonces muy proteccionista India. Ello también ha dado lugar a un gran número de críticas a la globalización, por sus supuestas consecuencias perniciosas.
La globalización es en parte resultado del progreso tecnológico, pero es también resultado de una opción política de los gobiernos, que han decidido abrir sus economías. Así es que la globalización tiene un componente casi irreversible, como es el progreso tecnológico, y otro que no lo es, ya que los gobiernos podrían renunciar a la apertura de sus economías a la competencia internacional en caso de que llegaran a considerarla perjudicial para los intereses nacionales. La Gran Recesión iniciada en 2008 no ha provocado sin embargo una vuelta al proteccionismo, sino que se le ha hecho frente a través de una cooperación internacional que contrasta con las respuestas nacionales contrapuestas que se dieron durante la Gran Depresión de los años treinta. La expansión de las nuevas economías emergentes, menos afectadas por la recesión, ha evitado la reducción del comercio mundial.
Los mayores contribuyentes y por tanto los países con mayor voto ponderado son Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido y Francia, mientras que China, que ocupa la sexta posición, no ha logrado hasta ahora incrementar su participación, como desea, Las principales decisiones exigen una mayoría cualificada del 85%, lo que implica en la práctica el derecho al veto de Estados Unidos, que proporciona el 17,2 % de las cuotas y tiene un voto ponderado del 16,7 %. Últimamente los países que han recibido los mayores créditos son Rumania, Ucrania y Hungría.

Fuente: Juan Avilés

sábado, 27 de octubre de 2012

Glosario de Historia del Mundo Actual (III)


Derechos humanos:
Los derechos humanos son aquellos que corresponden a todos los seres humanos por el hecho de serlo. Esta concepción no adquirió reconocimiento universal hasta 1948, año en que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración universal de los derechos humanos, pero sus orígenes se remontan a una tradición que arranca de la filosofía griega y del concepto romano del derecho natural, luego desarrollado por pensadores cristianos, como Tomás de Aquino, Francisco Suárez, Hugo Grocio y John Locke. Los defensores del derecho natural afirmaron que por encima del derecho positivo de los Estados existen un derecho basado en la propia naturaleza humana que los gobernantes deben respetar y aunque en la actualidad la validez de los derechos humanos no se asocia necesariamente con esta doctrina, es en ella donde se halla su origen histórico. La expresión derechos humanos se comenzó a usar a fines del siglo XVIII y se difundió en el XIX.
Las primeras declaraciones de derechos fueron el resultado de las revoluciones inglesa, americana y francesa de los siglos XVIII y XIX. En Inglaterra la Ley de derechos de 1689 afirmó ciertos derechos individuales frente a la arbitrariedad del gobierno. En Estados Unidos la Declaración de Independencia de 1776 afirmó que todos los hombres han sido creados iguales y dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, entre los que se incluyen la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Y en Francia la Declaración de derechos del hombre y el ciudadano de 1789 afirmó los derechos naturales e imprescriptibles del hombre a la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.
La comunidad internacional no adoptó sin embargo la validez universal de los derechos humanos hasta la fundación en 1945 de Naciones Unidas, cuya carta proclama en el artículo primero el propósito de promover el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin distinción de raza, sexo, lenguaje o religión. A partir de entonces una comisión de Naciones
Unidas, presidida por Eleanor Roosevelt y en la que jugaron un gran papel los juristas John Humphrey y René Cassin, elaboró el texto de la Declaración universal de los derechos humanos, que fue aprobada en 1948 por la Asamblea General de Naciones Unidas, sin ningún voto en contra, aunque se abstuvieron la Unión Soviética y demás países comunistas, Arabia Saudí y Sudáfrica. Al tratarse de una declaración no resulta de obligado cumplimiento para las Estados miembros, pero la autoridad moral que ha adquirido es enorme y en muchos países sus artículos son invocados en la jurisprudencia. La Constitución española la asume expresamente en su artículo décimo.
El siguiente paso fue la elaboración de un convenio internacional de derechos humanos, vinculante para los Estados que lo suscriben, pero la tarea resultó muy compleja por los diferentes puntos de vista de los Estados miembros. Finalmente se optó por elaborar dos convenios, uno sobre derechos civiles y políticos y otro sobre derechos económicos, sociales y culturales, que fueron aprobados en 1966. El primero ha sido ratificado hasta ahora por 162 Estados y el segundo por 160. Entre los Estados que no han firmado ni ratificado ninguno de los dos se encuentran Arabia Saudí y Birmania.
Posteriormente se han ido aprobando otros convenios internacionales específicos contra la discriminación racial, la discriminación de la mujer y la tortura, y en favor de los derechos de los niños, de los inmigrantes y de las personas discapacitadas. Este último entró en vigor en 2008.

Desarrollo humano:
El concepto de desarrollo humano representa un esfuerzo para medir no sólo el incremento de las magnitudes económicas reflejadas en la renta nacional, sino el grado de satisfacción de las necesidades humanas básicas. Su concreción estadística se halla en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) elabora y publica desde 1990 en su informe anual sobre el desarrollo humano.
El concepto de desarrollo humano se basa en las investigaciones del economista indio Amartya Sen, pero la iniciativa de concretarlo en un índice estadístico le correspondió al pakistaní Mahbub ul Haq, quien diseñó el IDH con el propósito de que el análisis del desarrollo trasladara su enfoque del crecimiento de la renta nacional a la mejora del bienestar. El IDH es un índice estadístico que combina datos relativos a la esperanza de vida, el nivel educativo (medido a través de la tasa de alfabetización y de la tasa de escolarización primaria, secundaria y terciaria) y el PIB por habitante (medido según la paridad de poder adquisitivo). De acuerdo con el IDH los países se clasifican en tres grandes grupos, los de alto, medio y bajo desarrollo humano. Su utilidad principal es la de medir los progresos que se producen en los países de medio y bajo desarrollo.
El IDH ha sido criticado por no haber tomado en consideración aspectos importantes de la vida, como los ecológicos o los morales pero ningún otro índice de desarrollo, salvo el Producto Interior Bruto por habitante, ha adquirido una difusión semejante.

Economía de mercado:
Se denomina economía de mercado a un sistema económico basado en la división del trabajo y en la propiedad privada de los recursos productivos, en el que los productos se intercambian a través del mercado, es decir mediante un sistema de asignación de precios basado en la oferta y la demanda. Esto significa que los precios fluctúan libremente: suben si aumenta la demanda o disminuye la oferta, bajan si disminuye la demanda o aumenta la oferta. Ello induce a los productores a variar su oferta en función de las fluctuaciones del mercado
La economía de mercado se contrapone tanto a la economía de autosuficiencia como a la economía planificada. En la economía de autosuficiencia, un sistema casi completamente desaparecido hoy, apenas hay división del trabajo ni intercambio de productos, por lo que la mayor parte del consumo
procede de lo producido por la unidad familiar o la pequeña comunidad local. En la economía planificada, propia de los regímenes comunistas y que hoy subsiste tan sólo en unos pocos países, los recursos productivos son mayoritariamente de propiedad estatal y los precios son fijados por las autoridades estatales en función de objetivos generales.
La gran mayoría de los economistas sostienen que la economía de mercado es el sistema más eficiente de asignar los recursos y por tanto el fundamento de la prosperidad económica. Sus críticos destacan que favorece a los poseedores de capital, es decir a los propietarios de recursos productivos, frente a los trabajadores que sólo disponen de su capacidad de trabajo. El término capitalismo, prácticamente sinónimo de economía de mercado, es muy a menudo utilizado por sus críticos.
En el mundo real no existe ningún país en el que toda la actividad económica sea privada y todos los precios se fijen en un mercado libre. En mayor o menor medida, en todos los países parte de la actividad productiva está dentro del sector público y la actividad económica está regulada. En ese sentido casi todas las economía actuales son mixtas, pero en la medida en que el sector privado es el más importante y el mercado es fundamentalmente libre, es correcto denominarlas economías de mercado.
La mayoría de los economistas coinciden en que un exceso de intervención estatal resulta perjudicial para la economía, tanto si se manifiesta en un sector público demasiado amplio, como en una excesiva regulación de los precios en el mercado interno, como en medidas destinadas a frenar las importaciones y por tanto la competencia extranjera (proteccionismo). Pero dentro de este consenso general caben muchas opciones diferentes. El Estado juega hoy un papel más importante en la Europa occidental continental que en Estados Unidos y Gran Bretaña.
La intervención del Estado se incrementó en Europa y América en el período comprendido entre el final de la Segunda Guerra Mundial y la crisis del petróleo de 1973, período en el que tuvieron gran influencia las ideas del economista británico John M. Keynes y se produjo el gran desarrollo del Estado de bienestar. Pero desde comienzos de los años ochenta, se produjo un retorno hacia el liberalismo económico, protagonizado por Margaret Thatcher en Gran Bretaña y Ronald Reagan en Estados Unidos (neoliberalismo). Es pronto para saber si la Gran Recesión iniciada en 2008 conducirá o no a una mayor regulación estatal de la economía.
Algunos defensores de la economía de mercado, como Frederich Hayek y Milton Friedman, sostienen que la libertad de los agentes económicos es indispensable para que de desarrollen las libertades civiles y políticas. La experiencia histórica muestra es que la economía de mercado es compatible con un régimen autoritario, como en el Chile de Pinochet o la China de hoy, pero que no ha habido ninguna democracia cuyo sistema económico no sea de mercado.

Estado del bienestar:
Se denomina Estado del bienestar a un tipo de gobierno que asume la función de garantizar un bienestar básico a todos los ciudadanos, a través de sistemas de seguridad social y de transferencias de dinero público. En términos generales la combinación de democracia política, economía de mercado y Estado del bienestar se ha extendido por todos los países más desarrollados, aunque el Estado del bienestar ha alcanzado en Europa occidental una cobertura especialmente amplia, mientras que en Estados Unidos es menor, debido a una mayor confianza en la iniciativa privada. Cabe observar que las medidas de protección social pueden ser también impulsadas desde el sector no gubernamental, a través de fundaciones y organizaciones caritativas.
Los principios básicos del Estado del bienestar son la garantía de la igualdad de oportunidades, la promoción de una distribución más equitativa de la riqueza y la responsabilidad colectiva respecto a aquellos que no son capaces de garantizarse por si mismos, por motivos de edad, enfermedad o desempleo, un nivel mínimo de ingresos. Sus orígenes se encuentran en las políticas de gasto social que se iniciaron en algunos Estados europeos a finales del siglo XIX, especialmente en la Alemania de Bismarck, y se ampliaron durante los años treinta en respuesta a la Gran Depresión. El sistema se
desarrolló tempranamente en Suecia, a partir de 1936, quedó definido en un importante documento del gobierno británico en 1942, el informe Beveridge, y se generalizó en Europa occidental tras la Segunda Guerra Mundial.
Aunque la necesidad de un sistema básico de protección social no es discutida por ninguna fuerza política significativa del mundo desarrollado, existe un gran debate acerca de los límites del Estado del bienestar. Su ampliación ha exigido una elevación del gasto público y por tanto del nivel de los impuestos, que en algunos países de la Europa septentrional se sitúan en torno al 50 % del PIB, y ello es objeto de críticas por parte de sectores liberales conservadores. Estos arguyen que ese elevado nivel de gasto público reduce la flexibilidad de la economía de mercado y resulta por ello perjudicial para el progreso económico. Quienes defienden esta tesis argumentan que los Estados Unidos, donde el gasto social es menor, han demostrado en las últimas décadas un mayor capacidad de generar riqueza y empleo, mientras que los defensores del Estado de bienestar arguyen que el caso de los países escandinavos demuestra que es posible combinar eficacia económica y protección social. Las grandes potencias emergentes del siglo XXI, China e India, no son todavía suficientemente prosperas como para haber creado un amplio Estado del bienestar.

Fuente: Juan Avilés

viernes, 19 de octubre de 2012

Glosario de Historia del Mundo Actual (II)


Crisis financiera:
Se denomina crisis financiera a toda situación en que instituciones o activos financieros pierden rápidamente una parte de su valor. Estas crisis pueden afectar a los bancos, a las cotizaciones bursátiles, a la cotización internacional de las monedas o a la deuda pública. En principio representan pérdidas monetarias para determinadas instituciones o inversores privados, que no implican necesariamente una destrucción de riqueza real, pero pueden provocar una recesión económica, en cuyo caso se ve también afectada la producción de bienes y servicios.
Una crisis bancaria se produce cuando los clientes que han depositado su dinero en un banco pierden confianza en su solidez y acuden en masa a retirar sus depósitos. Puesto que los bancos no conservan como reserva más que una fracción de los depósitos de sus clientes, si éstos acuden a retirarlos en masa el banco no podrá cumplir con ellos sin ayuda de otros bancos o de instituciones estatales. Puesto que la pérdida de confianza es contagiosa, a veces se utiliza la expresión pánico bancario. En el peor de los casos la crisis puede extenderse a todo el sistema bancario de un país e incluso contagiarse a nivel internacional, como ocurrió al inicio de la Gran Depresión de los años treinta.
Una crisis bursátil se produce cuando una pérdida de confianza induce a ventas masivas de activos de las empresas cotizadas en bolsa, cuya cotización puede llegar a caer en picado. A veces tales crisis bursátiles representan el episodio final de una burbuja especulativa, como ocurrió con el hundimiento de la bolsa de Nueva York en 1929.
Una crisis monetaria se produce cuando una pérdida de confianza en la economía del país conduce a un brusco descenso en la cotización de su moneda a través de un rápido deterioro de su balanza de pagos, debido a que se produce una fuga de capital y se reducen las inversiones extranjeras. El mecanismo es automático si la cotización de esa moneda fluctúa libremente, mientras que si la cotización es fijada por el Estado, es necesaria una decisión política de proceder a una devaluación, es decir a un descenso a la tasa de cambio fijada.
Una crisis de deuda pública se produce cuando la pérdida de confianza de los mercados obliga a un Estado a aumentar el interés que ofrece en sus emisiones de deuda pública.

Déficit público y deuda pública:
Se denomina déficit público a la diferencia entre los gastos y los ingresos de un Estado. Cuando por el contrario los ingresos son superiores a los gastos se produce un superávit. Dentro del déficit público se incluyen el del Estado central o federal, el de los Estados federados o comunidades autónomas y el de los municipios. El déficit se expresa en porcentaje del PIB. El déficit se financia mediante el recurso al crédito, ya sea mediante emisiones de títulos de deuda ofrecidas a inversores privados o mediante créditos concedidos por instituciones internacionales u otros gobiernos. Si el déficit se prolonga se va acumulando la deuda pública, que suele expresarse en porcentaje del PIB del país. Así, por ejemplo, si la deuda pública de un Estado representa el 50 % del PIB, esto supone que la deuda acumulada por el Estado representa la mitad de la producción total del país durante un año. Puesto que la deuda pública es la deuda de un Estado soberano, se le denomina también deuda soberana.
Parte de la deuda pública es adquirida por inversores nacionales (deuda interior) y parte es exterior. La deuda exterior es la deuda contraída por un país respecto a instituciones internacionales, otros Estados e inversores extranjeros privados, e incluye tanto deuda pública como deuda privada.
Los Estados pagan un interés por su deuda y si la deuda es elevada el pago de intereses se convierte a su vez en un componente importante del gasto público y por tanto del déficit. La tasa de interés es más baja cuanto mayor es la confianza en que el Estado que emite los títulos de deuda está en disposición de pagar los intereses ofrecidos y se eleva en la medida que aumenta el riesgo percibido por los inversores. Se denomina por ello prima de riesgo al incremento de la tasa de interés de las emisiones de deuda pública debido a la desconfianza de los mercados. En Europa la deuda alemana es la que inspira más confianza y por ello la prima de riesgo se mide por la diferencia entre la tasa de interés que un país se ve obligado a ofrecer al realizar una emisión de deuda y la que ofrece
Alemania. Así, por ejemplo, si el bono español a diez años se emite a un interés del 2,55 % y el alemán al 0,75 % se dice que el diferencial que expresa la prima de riesgo es de 180 puntos básicos.
Si un Estado se ve imposibilitado para pagar los intereses de su deuda recurre a la reestructuración de la deuda, que implica una negociación con grandes inversores institucionales y privados para conseguir una reducción de los intereses y de los plazos de pago. El temor a una reestructuración hace subir en gran medida las tasas de interés que se han de ofrecer al emitir deuda. Es decir que cuanto más aumenta el déficit público más aumenta la deuda pública y más disminuye la confianza de los inversores, lo que a su vez se traduce en un aumento de las tasas de interés y un mayor déficit público. Para evitar ese círculo vicioso los Estados han de ajustar su presupuesto, recurriendo a la elevación de los impuestos y a la reducción de los gastos.
El déficit público está condicionado por las fluctuaciones del ciclo económico. En momentos de crisis se reducen los ingresos públicos, porque los impuestos rinden menos, y se elevan los gastos sociales, especialmente las prestaciones por desempleo. Por otra parte, como destacan los economistas de la escuela keynesiana, en circunstancias de crisis el déficit público resulta necesario para estimular la demanda y reactivar la economía. El intento de eliminar el déficit en plena crisis, incrementando los impuestos y/o reduciendo los gastos sociales, puede resultar contraproducente, al reducir aún más la demanda. A la vez, la necesidad de evitar la espiral de aumento de la deuda, desconfianza de los mercados e incremento de la prima de riesgo implica la necesidad de ajustes para reducir el déficit público. Por ello en los momentos de crisis aguda, como la Gran Recesión iniciada en 2008, los gobiernos se encuentran ante la dificultad de ajustar el presupuesto para recuperar la confianza de los mercados y al mismo tiempo evitar que el ajuste sea tan duro que implique una caída del consumo perjudicial para la reactivación económica.

Democracia:
El término democracia procede del griego y significa gobierno del pueblo. Los primeros ejemplos de gobierno democrático conocidos son los de las antiguas ciudades-estado griegas, en las que se practicaba una forma de democracia directa, mediante la participación de los ciudadanos en asambleas populares. La democracia moderna es en cambio representativa, es decir que son los representantes elegidos por el pueblo quienes deliberan acerca de as principales decisiones a tomar. El punto de arranque de la democracia moderna fueron las revoluciones americana y francesa de fines del siglo XVIII, pero el momento preciso en que se estableció la primera democracia depende de la definición exacta que se adopte.
Las definiciones clásicas se han centrado en la fuente de legitimidad del gobierno (la soberanía popular), en el propósito del gobierno (el bien común) y en el procedimiento para formar el gobierno (mediante la decisión de los representantes del pueblo). Este último fue el aspecto destacado por Joseph Schumpeter en su libro de 1942, Capitalismo, socialismo y democracia, en el que criticó la validez de las definiciones basadas en la fuente de legitimidad y el propósito del gobierno y propuso definirla en términos de procedimiento, es decir en la competencia por el voto del pueblo entre quienes aspiran a gobernar. En esa misma línea y en un libro publicado en 1991, La tercera ola, Samuel Huntington ha definido el sistema democrático como aquel en que el poder se basa en elecciones “limpias, honestas y periódicas” en las que los candidatos compiten libremente por los votos y virtualmente toda la población adulta tiene derecho al voto, lo cual implica la existencia de libertades de expresión, reunión y asociación que hagan posible el debate político y permitan la organización de campañas electorales.
Una definición basada en el procedimientos tiene la ventaja de que permite identificar si un sistema es democrático mediante el análisis de aspectos como la limpieza electoral y el control parlamentario del gobierno, pero en último término una democracia implica también un consenso general sobre unos principios éticos fundamentales, que se pueden resumir en una concepción de la dignidad humana que postula la libertad y la igualdad de todos los hombres y mujeres. La declaración de independencia de los Estados Unidos de América lo planteó así en 1776, al afirmar que “todos los hombres son creados en la igualdad, y dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables entre los que se encuentran la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”, y que para asegurar esos derechos crean los hombres gobiernos “que derivan sus justos poderes del consentimiento de los gobernados”. Más de dos siglos después Ronald Dworkin, en su libro La democracia posible (2006), ha definido los dos principios básicos de la dignidad humana en los que se basa el consenso democrático como el “principio del valor intrínseco” y el “principio de la responsabilidad personal”. El primero, que responde al ideal de igualdad, implica que todas las vidas humanas tienen un valor y que es importante que todas las personas tengan la oportunidad de desarrollar su potencialidad. El segundo, que responde al ideal de libertad, implica que corresponde a cada persona la responsabilidad de desarrollar su propia potencialidad, de acuerdo con sus propios valores personales.
En su libro de 1991, La tercera ola, Huntington ha propuesto una periodización de la historia de la democracia basada en tres periodos de avance, que denomina olas, separados por dos de retroceso. La primera ola, que arrancó de las revoluciones americana y francesa de fines del siglo XVIII, condujo a mediados del siglo XIX a la aparición de los primeros sistemas políticos que satisfacían los criterios mínimos de la democracia, definidos como un gobierno responsable ante un parlamento que a su vez es elegido periódicamente por un cuerpo electoral suficientemente amplio. La derrota de los imperios centrales en la Primera Guerra Mundial condujo al punto más alto de esta primera ola y el retroceso se inició poco después con el establecimiento del régimen fascista en Italia. A partir de entonces se produjo el auge de las dictaduras, que llegó a su ápice con la conquista alemana de gran parte de Europa en la II Guerra Mundial. La derrota del Eje dio inicio una segunda ola democratizadora, que se vio potenciada por la descolonización, pero esta segunda ola fue de breve duración, pues el reflujo se inició a comienzos de los años sesenta, con el avance de las dictaduras en Asia, África y América latina. La tercera ola democratizadora se produjo en el último cuarto del siglo XX. Su inicio se produjo con la caída de las dictaduras de la Europa mediterránea y su momento culminante fue el hundimiento del comunismo, que desde 1945 había representado la gran ideología que rivalizaba con la democracia.

Derecho de autodeterminación:
En el derecho internacional se entiende por derecho de autodeterminación el principio según el cual los pueblos o naciones tienen derecho a decidir libremente acerca de su soberanía política, es decir que pueden optar por la independencia, la federación, la autonomía o la plena integración dentro de un Estado más amplio. No existe sin embargo consenso alguno acerca de qué características definen a un grupo humano como pueblo o nación ni acerca de cómo puede ejercer ese derecho de autodeterminación.
La Carta de las Naciones Unidas, aprobada en 1945, afirma que las relaciones de amistad entre las naciones deben basarse en “el principio de iguales derechos y autodeterminación de los pueblos”, sin más precisión. Las resoluciones de Naciones Unidas nunca han sostenido que la plena independencia sea el mejor instrumento de autogobierno de un pueblo. Las naciones de Asia y África previamente sometidas a dominio colonial que se independizaron a partir de 1945 lo hicieron en nombre del principio de autodeterminación, pero trazaron sus fronteras de acuerdo con el principio jurídico de uti possidetis (como poseéis), derivado del derecho romano, que supone el mantenimiento de los límites territoriales existentes, en este caso las antiguas fronteras coloniales. Este principio fue ya invocado por Simón Bolívar en el momento de la independencia de las repúblicas latinoamericanas, por considerar que el mantenimiento de los límites entre las antiguas demarcaciones administrativas coloniales era el modo menos conflictivo de trazar las nuevas fronteras. De la misma manera las nuevas fronteras asiáticas y africanas se basaron casi exclusivamente en las establecidas durante el período colonial, sin tomar en cuanta las diferencias étnicas o lingüísticas ni trazar fronteras mediante referéndum. Dado que casi ningún territorio era homogéneo desde el punto de vista étnico y lingüístico y que las fronteras entre grupos étnicos y lingüísticos no eran nítidas, cualquier otra solución habría resultado muy conflictiva.
El derecho de autodeterminación llevado al extremo chocaría con otro principio básico del derecho internacional, el de la integridad territorial de los Estados, que se considera fundamental para el mantenimiento de la paz. Así es que el único caso en el que el derecho de autodeterminación tiene indiscutible primacía es el de los territorios coloniales o sometidos a ocupación extranjera, cuyos habitantes no tienen la nacionalidad de la potencia ocupante y por tanto se ven privados no sólo del derecho colectivo de autodeterminación como pueblo, sino del derecho individual a poseer una nacionalidad, reconocido en el artículo 15 de la Declaración universal de los derechos humanos, aprobada por Naciones Unidas en 1948. La Declaración del milenio, aprobada por Naciones Unidas en 2000, afirmó “el derecho de autodeterminación de los pueblos que permanecen bajo dominio colonial y ocupación extranjera”, sin añadir más.
El conflicto se plantea cuando un grupo humano que es mayoritario en un territorio que forma parte de un Estado más amplio se considera a sí mismo como una nación y reivindica el derecho a la autodeterminación. El caso se ha repetido varias veces en los últimos años, por ejemplo en la disolución de Yugoslavia, sin que la comunidad internacional haya adoptado una doctrina coherente al respecto. En el caso de que la división se realice por acuerdo de las partes, los nuevos Estados son inmediatamente reconocidos por la comunidad internacional, como ocurrió en el caso de la República Checa y de Eslovaquia, surgidas de la división de Checoslovaquia. Cuando la independencia se declara unilateralmente no existe en cambio un criterio unánime, como ocurre en el caso de Kosovo, cuya independencia respecto a Serbia ha sido reconocida por la mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea, pero no por otros como España. Una doctrina quizá aplicable al caso de Kosovo es la del jurista Allen Buchanan, quien defiende la integridad territorial como un elemento legal y moral de la democracia, pero admite el derecho a la secesión sólo como último recurso de aquellos grupos humanos que hayan sufrido graves injusticias para las que la secesión resulte el remedio apropiado.

Fuente: Juan Avilés

viernes, 5 de octubre de 2012

Glosario de Historia del Mundo Actual (I)


Banco Mundial:
La denominación de Grupo del Banco Mundial designa desde 2007 a un conjunto de cinco instituciones, la más importante de las cuales es el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, fundado en 1945 sobre la base de los acuerdos tomados en la conferencia de Bretton Woods de julio de 1944, de los que surgió también el Fondo Monetario Internacional. Su objetivo inicial fue el de favorecer la reconstrucción de los países devastados por la Segunda Guerra Mundial y el primer crédito que concedió fue destinado a Francia en 1947, pero a partir de los años sesenta se ha especializado en la ayuda a los países en desarrollo. Forma parte de las instituciones especializadas del sistema de Naciones Unidas.
Se trata de una organización intergubernamental, con sede en Washington, que actualmente cuenta con 187 países miembros. Concede créditos a tasas de interés preferentes a aquellos de sus miembros que se encuentran en dificultades, a quienes plantea para ello la exigencia de ajustes estructurales, tales como la reducción del déficit público o la lucha contra la corrupción. En los últimos años, en parte como respuesta a las críticas recibidas, su objetivo no es sólo promover el crecimiento económico sino también la reducción de la pobreza. Sus principales proveedores de fondos son hoy Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania y Francia, que en conjunto le proporcionan más de la mitad, mientras que el resto viene de las contribuciones de otros cuarenta países, incluidos China y Sudáfrica. Los principales receptores de créditos han sido últimamente India, Pakistán, Nigeria, Vietnam y Etiopía.

Burbuja especulativa:
Se denomina burbuja especulativa a un incremento de los precios de un activo, ya se trate de acciones de una empresa o de bienes inmobiliario, que se basa en las expectativas de los inversores respecto a su precio futuro y no en su rentabilidad actual. Por ejemplo, se forma una burbuja cuando se compran viviendas a un precio más elevado de lo que sería de esperar en función de la renta que se puede obtener al alquilarlas, en la suposición de que la inversión será rentable porque el precio de las viviendas seguirá subiendo. Esto supone que el mecanismo de la burbuja se alimenta a sí mismo: los inversores adquieren el activo porque su precio está subiendo y se espera que seguirá haciéndolo y su precio sube porque los inversores siguen comprando. Llega sin embargo un momento que el precio es tan alto como para que la demanda se retraiga y entonces se produce el mecanismo contrario: los inversores venden porque pierden confianza en los activos y ello conduce a una reducción de sus precios, que a su vez genera mayor desconfianza.
El término se utilizó por primera vez en Inglaterra a comienzos del siglo XVIII para referirse al entusiasmo especulativo que generó la Compañía de los Mares del Sur y su posterior hundimiento: fue la burbuja de los Mares del Sur. Su origen esta en relación con las burbujas físicas, que tienden a elevarse hasta que se deshacen. El origen de las burbujas especulativas ha generado mucho interés entre los economistas, que han sugerido diversas explicaciones. Se ha argumentado que en parte resultan de la insuficiente información que los inversores tienen acerca de la solidez de los activos que adquieran, pero diversos estudios sugieren que pueden producirse incluso en condiciones en que la información disponible es muy elevada.
En todo caso su origen se ve favorecido por las políticas monetarias expansivas, que incrementan la masa monetaria en circulación con la consiguiente reducción de las tasas de interés, mientras que las políticas monetarias restrictivas pueden conducir a que estallen las burbujas previamente surgidas. Dicho de otra manera, cuando los bancos centrales favorecen el incremento de la circulación monetaria para estimular la economía, como ocurrió en Estados Unidos y otros países a comienzos del siglo XXI, los inversores, favorecidos por las tasas de interés bajas que les permiten disponer de amplios recursos, aumentan su demanda de activos y ello puede conducir al surgimiento de burbujas especulativas. Las burbujas inmobiliarias que se desarrollaron en Estados Unidos, España Irlanda y otros países a comienzos del siglo XXI contribuyeron al desencadenamiento de la gran crisis mundial de 2008.

Comunismo:
El comunismo es una ideología política que propugna el establecimiento de una sociedad sin clases basada en la propiedad colectiva de los medios de producción. Los primeros partidarios del comunismo se dieron a conocer en Europa en los años cuarenta del siglo XIX y el documento más importante de sus primeros tiempos fue el Manifiesto comunista, publicado por los alemanes Kart Marx y Friedrich Engels en 1848, en cuya doctrina se basaron todos los Estados comunistas del siglo XX. Hasta la revolución rusa de 1917 los términos comunista, socialista y socialdemócrata se utilizaban casi como sinónimos y el de comunista era el menos utilizado, pues los partidos que se inspiraban en la doctrina marxista solían denominarse socialistas o socialdemócratas. Pero cuando tras la revolución de 1917 el ala llamada bolchevique del Partido Socialdemócrata Ruso, encabezada por Lenin, estableció su dictadura, adoptó la denominación de Partido Comunista, reutilizando el término empleado por Marx y Engels en 1848. A partir de ahí se produjo una escisión en el movimiento socialista internacional y los sectores favorables a las tesis de Lenin se agruparon en partidos comunistas nacionales.
La doctrina elaborada por Marx y Engels, conocida como marxismo, se presentaba no como una propuesta de acción política, sino como el descubrimiento científico de las leyes en las que se basaba el desarrollo histórico, la principal de las cuales era la de la lucha de clases. Marx y Engels sostenían que el capitalismo había promovido una enorme expansión de la capacidad productiva, pero era incapaz de gestionarla, porque se basaba en el choque de las iniciativas privadas, y conducía por ello a repetidas crisis económicas y al empobrecimiento de la mayoría de la población, relegada a la condición de un proletariado carente de toda propiedad que no fuera su propia capacidad de trabajo. Pero por efecto de las leyes inexorables de la historia, que ellos creían haber descubierto, el proletariado derrocaría el poder de la burguesía mediante una revolución violenta e impondría su propia dictadura. El capitalismo daría paso a la propiedad colectiva de los medios de producción, que aseguraría le desaparición de las diferencias de clases y el nacimiento de una sociedad comunista, próspera y libre. Sin embargo Marx y Engels nunca describieron ni siquiera los mínimos fundamentos de cómo suponían que iba a funcionar la sociedad comunista del futuro. Se limitaron a afirmar que la desaparición de las diferencias de clases llevaría a la desaparición del Estado, que no era sino el órgano de una clase para oprimir a otra. Así es que la fase final del comunismo se llegaría a un modelo de sociedad similar a la que propugnaban los anarquistas, aunque para estos la destrucción del Estado representaba el primer paso de la revolución, mientras que los marxistas planteaban como primer paso la conquista del Estado por el proletariado.
La doctrina oficial de todos los Estados comunistas del siglo XX ha sido el marxismo-leninismo o sus derivados, como el maoísmo en China, oficialmente denominado marxismo-leninismo-pensamiento de Mao Zedong. La premisa del marxismo-leninismo, que fue codificado por Stalin, era que las afirmaciones de Marx, Engels, Lenin y luego el propio Stalin o, en el caso de China, Mao, eran verdades científicas indiscutibles. La principal aportación del propio Lenin fue el concepto de que la revolución debía ser guiada por la “vanguardia del proletariado” organizada en un partido disciplinado, el partido comunista. Lenin mantuvo la idea marxista de la desaparición
final del Estado, pero fundó de hecho un Estado muy autoritario, el primer ejemplo de lo que algunos politólogos denominan Estado totalitario. Ello se debió a que transformó el vago concepto de dictadura del proletariado, que Marx y Engels nunca precisaron, en el concepto muy claro de la dictadura de un partido centralizado.
A partir de Lenin los términos socialista y comunista adoptaron significados nuevos. Por un lado se produjo una escisión permanente en el movimiento socialista intencional, que se dividió en partidos socialistas y comunistas, con la particularidad de que para los comunistas los socialistas no eran sino renegados. Por otra parte en la terminología leninista se denominaba socialista a la sociedad surgida en la primera fase revolucionaria, reservando la calificación de comunista a la sociedad futura, en la que el Estado desaparecería. Eso significa que ninguno de los Estados comunistas del siglo XX llegó a entrar en la fase que según su propia definición sería el comunismo. Por eso la denominación oficial que el Estado creado por Lenin mantuvo hasta su desaparición fue la de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Nótese: socialistas y no comunistas.
En la práctica los rasgos fundamentales de todos los Estados comunistas del siglo XX fueron la propiedad estatal de los medios de producción, la planificación económica y la dictadura de partido único, que en muchos casos se convirtió en dictadura personal del líder supremo: Stalin en la Unión Soviética, Mao en China, Kim Ilsung en Corea, Castro en Cuba. La desaparición del sistema comunista ha sido sorprendentemente rápida. Entre 1989 y 1991 el comunismo desapareció en toda Europa central y oriental, en la propia Unión Soviética y en Mongolia. En China y en Vietnam el mantenimiento de la dictadura del Partido Comunista se ha combinado con una rápida transición hacia la economía de mercado, con notable éxito. A la altura de 2010 el sistema comunista sólo pervive en pequeños rincones como Corea del Norte y Cuba.

Correlación estadística:
Se llama correlación a cualquier tipo de relación estadística entre dos conjuntos de datos, denominados variables, por ejemplo la formación académica y los ingresos anuales de una muestra de ciudadanos, o su nivel de práctica religiosa y su intención de voto. Sin embargo la correlación estadística no implica por sí misma una relación de causalidad. Por ejemplo, de la constatación de que los votantes de determinado partido tienen un nivel de práctica religiosa superior a la media no podemos deducir sin más que el sentido de su voto se debe a sus creencias religiosas.
Existen diferentes medios de calcular el grado de correlación existente entre dos variables, que se denominan coeficientes de correlación y se suelen designar mediante el símbolo r. El más utilizado es el coeficiente de correlación de Pearson, en el que r = 1 indica la máxima correlación directa entre dos variables, es decir que cuanto mayor es el valor de x mayor es el valor de y, mientras que r = -1 indica la máxima correlación inversa, es decir que cuanto mayor es el valor de x menor es el de y. Cuando las dos variables son independientes una de otra, el coeficiente es 0.
El interés de las correlaciones estadísticas estriba en que, si bien no permiten deducir por si mismas relaciones causales, sí indican la posibilidad de relaciones de causalidad, cuya identificación puede requerir el análisis de otras variables. Por ejemplo, se puede establecer que en el mundo actual existe una correlación estadística entre el grado de desarrollo económico y el grado de libertad política de los países, pero la explicación de este vínculo es compleja. Puede que el desarrollo económico favorezca el establecimiento de un sistema político libre, puede que un sistema político libre favorezca el desarrollo, puede que ambas variables sean dependientes de otras y puede que las tres afirmaciones sean ciertas. En todo caso habrá que investigar cómo influyen unas variables en otras, pero el hecho de que exista una correlación estadística sugiere al menos una posible línea de análisis.

Fuente: Juan Avilés.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Eric Hobsbawm (1917-2012)



El historiador británico Eric Hobsbawm ha muerto a la edad de 95 años, según publica The Guardian. Hobsbawm falleció a primera hora de la mañana del pasado lunes en el hospital Royal Free de Londres, donde era tratado de una neumonía, según la cadena británica BBC. Un comunicado de su familia indicó que a Hobsbawm "lo echarán mucho de menos no solo su mujer de los últimos 50 años, Marlene, sus tres hijos, siete nietos y un bisnieto, sino también sus miles de lectores y estudiantes en todo el mundo". Hobsbawm nació en Alejandría (Egipto) en 1917, en el seno de una familia judía, y creció en Viena (Austria) y Berlín (Alemania) antes de trasladarse a Londres en 1933, el año en que Hitler llegó al poder en Alemania. Fue miembro del Partido Comunista desde 1936 hasta que el partido se derrumbó después de 1989. Estudió en la Universidad de Cambridge y en 1947 se convirtió en profesor en la universidad londinense de Birkbeck, con la que colaboró durante años hasta llegar a ser su presidente. Publicó más de 20 libros. Entre ellos, destacan Historia del siglo XX (1997); La era del capital, 1848-1875 (2001); La era de la revolución, 1789-1848 (2005) y La era del imperio, 1875-1914 (2005) o Guerra y paz en el siglo XXI (2007), la mayoría de lectura obligatoria en universidades de todo el mundo. El intelectual, que aplicó los principios del marxismo para explicar el mundo actual, publicó su último libro en 2011, bajo el título Cómo cambiar el mundo. En 2007 visitó Barcelona para pronunciar la conferencia Pensar Europa, en el CCCB.

Fuente: La Vanguardia.

martes, 2 de octubre de 2012

La Civilización del Renacimiento (y III)


7. Resumen del contenido
El tema aborda la cultura en la primera Edad Moderna (finales del XV y siglo XVI). El hecho más destacable en dicho ámbito fue el Renacimiento, que constituye uno de los grandes cambios característicos del paso del mundo medieval a la modernidad. Como todos los grandes fenómenos culturales del Antiguo Régimen, sin embargo, el Renacimiento afectó exclusivamente a unas élites sociales y culturales, por lo que el tema debe comenzar planteando la diferencia entre la cultura de tales minorías y la cultura popular. La gran masa de la sociedad era entonces analfabeta, concepto que no tiene el significado contemporáneo, pues la normalidad entonces era la existencia de un amplio porcentaje de la población ajena al mensaje escrito, precisamente en la época en que, recién inventada la imprenta, la difusión de éste iba a conocer una auténtica revolución, que será otra de las características de la Edad Moderna.
La organización de la enseñanza apenas sufrió cambios, con las escuelas de primeras letras, vinculadas con frecuencia a la iglesia local, y los estudios posteriores equivalentes a nuestra enseñanza secundaria, también vinculados habitualmente a la Iglesia, en colegios o preceptores privados. Desde el siglo XIII, los centros superiores de la enseñanza en Europa eran las universidades, surgidas en muchos lugares bajo el patrocinio del papa, el obispo o el rey. En ellas había una serie de facultades clásicas y predominaban los saberes escolásticos, que constituían un freno importante para las novedades. Las innovaciones científicas del siglo se dieron en buena medida fuera de ellas.
Sobre este mundo bastante estático incide el Renacimiento, que es un gran movimiento cultural consistente en el redescubrimiento y la vuelta a los modelos de la Antigüedad en todos los órdenes de la vida, lo que significa que, frente a la cultura de matriz casi exclusivamente cristiana que había dominado la Edad Media, se recuperan ahora valores éticos, políticos, literarios, artísticos, modelos de vida, etc., esencialmente paganos, aunque el peso de la Iglesia, la creencia y la religiosidad harán lo posible por pasarlos por un tamiz cristianizador. Tal redescubrimiento se realizó a través de varias vías: los viajes, la recuperación arqueológica de objetos de la antigüedad y, sobre todo, la depuración filológica, que permitía a sus cultivadores ponerse en contacto directo con los textos de Platón, Aristóteles, Demóstenes, Sófocles, Virgilio, Cicerón y tantos otros, sin el intermediario obligado de viejas traducciones o malas versiones medievales. Los estudios profundos de latín, griego, hebreo o arameo, y su difusión gracias a la imprenta, llevaron a la recuperación de muchos de estos autores así como de los modelos de vida implícitos en sus obras; de la misma manera, la depuración lingüistica aplicada a la Biblia es una de las bases que explican la Reforma.
Quienes se especializaban en el conocimiento filológico de las lenguas clásicas recibían el nombre de humanistas, pues se dedicaban a estudios de “humanitas”, el conjunto de saberes sobre los que se basaba el nuevo modelo de hombre que ahora se propone. De ahí la diferencia entre Renacimiento y Humanismo, que no son sino dos aspectos –el uno general y el otro específico de una misma realidad. El Renacimiento fue un gran fenómeno cultural, cuyos orígenes más lejanos estarían en el siglo XIV (trecento), llegando a su apogeo a finales del XV y comienzos del XVI. Sus manifestaciones esenciales se dieron en el terreno artístico y literario pero, más allá de ellas, se caracterizó por la difusión de una serie de valores como el hombre, la naturaleza, el gusto por la vida, que pudieron contraponerse, no siempre sin tensiones, a la cosmovisión heredada de la Edad Media. La ciudad terrenal frente a la ciudad de Dios, basándonos en la obra de San Agustín.
Desde el punto de vista geográfico, el epicentro fueron las cortes de las principales ciudades italianas, gracias al mecenazgo de príncipes y papas. Allí brillaron las obras y los escritos de los grandes representantes de tan importante fenómeno cultural. Pero desde una fecha temprana, los nuevos valores comenzaron a difundirse como consecuencia de medios como el comercio, los viajes, la correspondencia... Ya a finales del siglo XV, el inicio de las guerras de Italia supuso una amplia expansión del Renacimiento por buena parte de Europa. Algunos de los humanistas más destacados nacieron fuera de Italia, como el holandés Erasmo de Rotterdam o el español Luis Vives. Los límites cronológicos del Renacimiento no llegan mucho más allá de la segunda mitad del siglo XVI, cuando la contrarreforma y el áspero enfrentamiento a ella ligado, frenó el desarrollo de un movimiento expansivo, optimista, enfrentado ahora a las terribles disputas de índole religiosa, que en cierta medida se habían inspirado en traducciones humanistas del Nuevo Testamento. En el campo del arte, el manierismo mostraba el agotamiento de la estética renacentista, poco a poco suplantada por una nueva cosmovisión, el barroco, más acorde con una época de enfrentamientos y crisis.
Aunque en el terreno de la ciencia no se produjeron grandes avances (habría que esperar para ello al siglo XVII) hubo sin embargo aportaciones notables. Por ejemplo, en la medicina, con los progresos en el conocimiento de la circulación de la sangre, la anatomía o la cirugía. También en las técnicas (máquinas de construcción, inventos, con la figura descollante de Leonardo Da Vinci) o en la astronomía, en la que destaca la figura del polaco Nicolás Copérnico, quien formuló por primera vez la teoría heliocéntrica

8. Conocimientos básicos exigibles
Diferenciación de la cultura popular y la de élites, conceptos de escolástica, Renacimiento y Humanismo, Conocimiento de las principales figuras (entre ellas, Lorenzo Valla, Marsilio Ficino, Pico della Mirandola, Leonardo Da Vinci, Erasmo de Rotterdam y Luis Vives) y manifestaciones culturales (artísticas y literarias), conocimiento de los avances científicos y técnicos, incluido el pensamiento filosófico