domingo, 20 de mayo de 2012

Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716)


Características:
  • Si para Spinoza la razón es la facultad que establece relaciones necesarias, para Leibniz la razón sólo es la mera posibilidad de establecer dichas relaciones.
  • Leibniz dice, pues, que la categoría principal para explicar la realidad es la posibilidad y no la realidad.
  • Lo que existe es fruto de la libre y racional decisión de Dios al ser ésta la mejor de las elecciones posibles.
  • En la filosofía de Leibniz, la razón es obligación moral (decisión frente al determinismo de Spinoza).
  • Orden que incluye la posibilidad de libertad y elección. Así, la razón está fuera de las cosas contingentes, en una sustancia necesaria: Dios creador del mundo y de acuerdo con un fin.

Conocimiento:
  • Verdades de razón y verdades de hecho: a) de razón => son necesarias pero no se refieren a la realidad; idénticas; afirmativas o negativas e innatas (no se derivan de la experiencia). b) de hecho => refieren a la realidad en acto y se basan en el principio de razón suficiente.
  • Conocimiento divino y humano => sólo es perfecto en Dios y nuestros actos sólo son ciertos desde el conocimiento de Dios. La libertad es, pues, fruto de la incomunicación entre el punto de vista divino y humano.
  • Leibniz intentará dotar a la filosofía de un instrumento que le permita alcanzar el rigor científico propio de las matemáticas. El contenido semántico de las proposiciones filosóficas habrán de seguir este camino y recurre a la simbolización del lenguaje ordinario => si todas las afirmaciones de carácter universal y necesario son analíticas (no pueden negarse sin contradicción), la argumentación  será una combinación de elementos (idea precursora de la lógica simbólica desarrollada en el siglo XIX).

La Monadología:
  • Leibniz añade al planteamiento cartesiano sobre la materia o actividad. La naturaleza no está constituida por la extensión y movimiento de Descartes, sino que el elemento originario es la fuerza (fuerza motriz: la que tiene capacidad de producir efectos).
  • Distingue entre fuerza activa (impulso) y pasiva (resistencia de un cuerpo), aunque reconoce que el universo es un único espiritual, contingente y libre.

Mónadas:
  • La materia, esencialmente la fuerza, es infinitamente divisible (hasta límites matemáticos y metafísicos => principio activo y causa eficiente del movimiento).
  • Esta fuerza primaria será denominada "mónada" o unidad: es como un átomo espiritual, una sustancia simple, inextensa, eterna, indivisible y sin forma; sólo Dios puede crearla y destruirla.
  • No existen dos mónadas iguales y son incomunicables entre sí. Sólo se pueden modificar según un principio interno de gradación: Dios o la mónada divina, ángeles o mónadas vitales, hombre o mónadas espirituales (animales o mónadas sensibles, y plantas o mónadas vegetativas), mónadas terrestres inanimadas e inorgánicas.
  • La mónada divina representa el mundo desde todas las perspectivas posibles y los niveles de perfección de las mónadas creadas dependen de los niveles de sus percepciones.
  • Actividad en las mónadas: la percepción y la apetición (permite el tránsito de una percepción a otra).

jueves, 17 de mayo de 2012

Comentario del libro 'La guerra de los Cien años' de Edouard Perroy (II)

Resumen

Los adversarios:
La monarquía de los últimos Capeto a finales del siglo XIII mostraba un poder casi hegemónico en Europa occidental gracias a un gran desarrollo demográfico y a una prosperidad económica sin precedentes. A ello contribuyó la era de paz que disfrutó el reino desde mediados de siglo, lo que permitió, a su vez, el afianzamiento progresivo de la autoridad monárquica. Sin embargo existían cuatro grandes señores feudales que no estaban bajo el dominio directo del rey francés (Bretaña, Borgoña, Flandes y Guyena). Una de las características más llamativas de la época es el incremento progresivo de los gastos (al aumentar  el aparato burocrático) que los diferentes tipos de impuestos no logran cubrir. Este hecho llegará a ser dramático cuando estalle la guerra. La Inglaterra de principios del siglo XIV se asemejaba a Francia en su organización social y política aunque disponía de menos población y riquezas. Los pobres recursos financieros no permitían emprender grandes empresas militares. La cuestión de Guyena fue el detonante del conflicto armado.  Desde mediados del siglo XIII la relación feudal entre el soberano francés y el inglés fue muy delicada ya que el soberano Plantagenet era duque de Aquitania o de Guyena y, por lo tanto, vasallo del rey francés. Además, los enfrentamientos entre gascones y franceses se hicieron habituales en ese territorio. A su vez se estrechaban las relaciones entre ingleses y flamencos por motivos comerciales. La causa principal que desencadenó la guerra de los Cien Años fue el grave problema de Guyena y no las pretensiones al trono francés mostradas por Eduardo III cuando se produjo el advenimiento de la dinastía Valois. El problema dinástico fue secundario. Los tres hijos varones de Felipe el Hermoso murieron en poco tiempo quedando la dinastía de los Capeto sin descendencia masculina. En esas circunstancias habían tres posibles candidatos al trono de Francia una vez desestimada la opción femenina: Felipe de Evreux (primo hermano de los tres últimos reyes), Eduardo III (nieto por parte materna de Felipe el Hermoso) y Felipe de Valois (primo hermano de los últimos reyes). Se eligió de forma unánime en 1328 a Felipe VI de Valois, príncipe conocido en la corte que gozaba de la simpatía de la nobleza.

Los comienzos de la lucha (1328-1340):
Felipe VI ejerció su dominio efectivo aplastando una revuelta de artesanos y campesinos en Flandes y consiguiendo que un débil Eduardo III le prestara homenaje por la Guyena. Poco a poco la relación entre los dos monarcas se fue deteriorando y distintas circunstancias les acercaban a un conflicto armado (la eterna cuestión de Guyena, la guerra de Inglaterra contra una Escocia ayudada por Francia, una política papal a favor de Francia…). En 1337 Felipe VI confiscó el feudo aquitano, Eduardo III reclamó sus derechos al trono capeto iniciándose de forma oficial la guerra de los Cien Años. Inmediatamente se inician los últimos preparativos de guerra; Inglaterra compra alianzas, desembarca en los Países Bajos y comienza las cabalgadas mientras que Francia firma una alianza con Castilla. Debido a intereses económicos Flandes permanece neutral a pesar de los intentos ingleses para tenerla de su parte. La primera batalla se produjo en 1340 en el puerto de la Esclusa (Flandes) donde una flota coaligada franco castellana fue derrotada por los ingleses.

Los desastres franceses (1340-1364):
Un enfrentamiento de tipo dinástico en Bretaña provocará una guerra en esa región. Cada uno de los dos candidatos a la herencia bretona será apoyado por Inglaterra y por  Francia. En 1345 el rey inglés perdió Flandes pero ganó Bretaña. Un año después Eduardo III desembarcó en Normandía y su ejército derrotó de forma inapelable al del rey francés en Crécy. Eduardo dejó una guarnición en Calais y embarcó rumbo a Inglaterra en 1347. La Peste Negra azotaría Europa al año siguiente provocando una grave crisis demográfica, productiva y financiera. En 1350 muere Felipe VI sucediéndole en el trono Juan el Bueno, rey débil y mediocre. Heredó un reino con las arcas vacías y tuvo que vérselas con las maquinaciones de Carlos de Navarra. Fracasó un intento de paz por parte del papa en 1354 y al año siguiente Eduardo, el Príncipe Negro (hijo de Eduardo III) reanudó las hostilidades en Aquitania. En 1356 los ejércitos ingleses y franceses se enfrentaron en Poitiers. A pesar de la superioridad numérica de las tropas de Juan, su ejército fue derrotado y el monarca francés fue hecho prisionero. Tras la catástrofe, la burguesía francesa querrá, sin conseguirlo,  reformar el gobierno y la administración. Francia asistirá a la revuelta parisina de Esteban Marcel y la de los campesinos de la Jacquerie. Una serie de tratados de paz (Londres, Bretigny, Calais) intentaron poner fin a las hostilidades. Las elevadas exigencias inglesas, los retrasos en el pago de los rescates por los franceses, la lenta devolución de territorios y el buen hacer del delfín imposibi-litaron llevar a cabo lo pactado. En 1364 moría prisionero Juan el Bueno sucediéndole Carlos V.

Carlos V (1364-1380):
Carlos V fue un hombre de despacho más que un hombre de acción. Neutralizó las conspiraciones navarras, pacificó temporalmente Bretaña y hizo recaer en su familia la herencia flamenca. Tuvo problemas para contener las bandas de routiers (compañías y mercenarios sin ejército) e intervino en la guerra civil de Castilla a favor de Enrique de Trastamara. Nuevamente los gascones reclamaron más autonomía y a finales de 1369 Aquitania fue confiscada por Carlos lo que propició la vuelta a las hostilidades. Sin embargo ambos reinos estaban agotados por lo que se firmó unas treguas entre 1375 y 1377.  En 1375 moría el Príncipe Negro y un año después fallecía el rey Eduardo III.  A pesar de ello Francia fue incapaz de reconquistar el territorio perdido.  Además tuvo que asistir a la última revuelta del rey de Navarra, al enquistamiento del problema de Bretaña y al inicio del “Gran Cisma de Occidente”. En 1380 moría Carlos V y se iniciaba un periodo de regencia.

Hacia la reconciliación (1380-1400):
La guerra para los Valois seguían unos derroteros muy negativos por diversos motivos e Inglaterra atravesaba una crisis política y social. Agotados ambos países era necesario un periodo de calma. Las victorias militares inglesas habían proporcionado grandes riquezas, si bien no fueron bien gestionadas. La minoría de edad de Ricardo II, hijo de El Príncipe Negro, no ayudó a consolidar la monarquía inglesa. En 1381 estalló una revuelta en Londres contra el Gobierno y los burgueses. El poder de los barones ingleses se incrementó hasta que se declaró ilegal la comisión de los mismos con lo que el poder regio pudo ejercerse legítimamente. En Francia el duque de Anjou ejerció de regente aunque fueron los duques de Borgoña y de Borbón quienes dirigieron la política general del reino. Se reorganizaron los servicios monárquicos y la administración. En 1392 el rey francés sufrió su primer acceso de locura. A partir de entonces sus periodos de lucidez serían cada vez más breves. Asistimos a una época donde prima la debilidad de ambos monarcas y donde se negocian treguas más largas. La reconciliación se apuntaló con el matrimonio de Ricardo II con Isabel, hija de Carlos VI. En este periodo destacó el arte y la literatura francesa, la política respecto a los asuntos italianos y al intento de finalización del Cisma de Occidente.

Las conquistas de los Lancaster (1399-1418):
En 1399 Enrique IV reclamó y ocupó el trono de su primo Ricardo II. Tenía el apoyo de la burguesía y los barones. Con ello desaparecían las escasas posibilidades de paz. Se enfrentó a problemas internos (revueltas) y externos (rebeliones de Gales y Escocia). Durante el reinado de Carlos VI el reino francés estaba dominado por un grupo de grandes príncipes territoriales y el aparato administrativo adolecía de un elevado número de funcionarios. La anarquía administrativa dio paso a luchas políticas que desembocó en una guerra civil entre borgoñeses liderados por Juan sin Miedo y los partidarios del rey. En 1413 moría Enrique IV y le sucedía en el trono su hijo Enrique V. El rey inglés negoció, sin resultados, a dos bandas, con los Armagnacs  y con Juan sin Miedo y desembarcó con un ejército en Normandía. En 1415 venció a los franceses en la batalla de Azincourt y prosiguió su campaña por el territorio normando.  Felipe el Bueno, nuevo duque de Borgoña tras el asesinato de Felipe el Bueno por hombres de Carlos VI, se alía estrechamente con los ingleses. Finalmente se firmó el tratado de Troyes en 1420. El tratado preveía que Carlos VI seguiría siendo rey de Francia hasta su muerte, momento en el cual Enrique V, que casaría con su hija Catalina, sería su "hijo" y heredero ostentando entonces las coronas de ambos reinos.

Francia dividida (1418- 1429):
Después de la firma del tratado de Troyes la corona francesa quedó dividida en tres zonas diferenciadas: las provincias administradas por los Lancaster, las que controlaba el duque de Borgoña y las que seguía controlando el Delfín Carlos (hijo de Carlos VI). El rey inglés encontró la colaboración del clero y de la burguesía mercantil. Las masas rurales permanecieron hostiles a los ingleses. La dominación borgoñona se hizo más tolerable para la población y sus guarniciones actuaban por cuenta propia (a pesar de ser aliados de los ingleses). Toda la Francia del centro y del sur (a excepción de la Guyena) permaneció fiel a la causa del desheredado Delfín Carlos. Su maquinaria administrativa se instaló en Bourges. En 1422 murieron con pocos meses de diferencia Enrique V y Carlos VI. El heredero del rey inglés fue su hijo de ocho meses, Enrique VI. Para hacer efectiva la doble monarquía era necesaria la caída del Delfín. Los Lancaster buscaban dar el golpe definitivo por lo que en 1428 asediaron la ciudad de Orleans.

La revancha francesa (1429-1444):
Con la irrupción en escena de Juana de Arco se produjo una inversión completa en la evolución de la guerra aunque cabe preguntarse qué influencia real tuvo sobre los acontecimientos. Juana de Arco convenció al Delfín Carlos VII para que liberase el sitio de Orleans con su ayuda. Además instó a la consagración de Carlos en Reims para que recuperase su legitimidad monárquica. Más adelante fue capturada por el ejército borgoñón, juzgada por hereje y condenada a morir en la hoguera en 1431. La corte de los Valois no hizo nada para salvarla. Mientras tanto Felipe el Bueno se alejaba poco a poco de los ingleses y acercaba posiciones con Carlos VII. Se intentó que las partes beligerantes llegasen a un acuerdo de paz pero solo hubo entendimiento entre franceses y borgoñones. El tratado de Arrás de 1435 unía las provincias de Bourges con Borgoña contra un enemigo común, los Lancaster. Carlos VII aprovechó para realizar una serie de reformas políticas, administrativas y militares; París se convirtió en la capital del país.  Problemas internos en Inglaterra comprometieron todavía más las esperanzas en el continente. A partir de 1436 la presión francesa se hizo más evidente y en 1442 se inició la ofensiva contra Guyena. Dos años más tarde se firmó las treguas de Tours y Enrique VI se casó con la sobrina de Carlos VII.

El fin de las hostilidades (1444-1453):
En 1449 se reanudan las hostilidades. Lentamente todas las guarniciones inglesas de Normandía van cayendo en poder francés. Al año siguiente los ingleses sufrieron una aplastante derrota en Formigny decidiendo la suerte de Normandía. En 1451 el ejército de Carlos VII inicia la campaña decisiva contra Guyena. El 19 de octubre de 1453 gascones e ingleses se rendían sin condiciones. Inglaterra había perdido todas sus posesiones continentales excepto Calais. A pesar de la victoria final Francia salió de esta guerra debilitada, destrozada e incapaz, durante siglos, de recuperar su posición anterior. El comercio francés experimentó una rápida recuperación y la monarquía salió fortalecida. Fue la economía rural la que experimentó mayores pérdidas. Inglaterra también sufrió cargas financieras aplastantes pero su situación material fue menos dramática Sin embargo su inestabilidad política la condujo a una guerra civil, la guerra de las Dos Rosas (1455-1485) librada entre la casa de York y la casa Lancaster. Durante ese periodo se produjeron escaramuzas en suelo francés y se reactivó la alianza anglo-borgoñona pero la reclamación de Francia por los soberanos ingleses ya no tenía sentido. Se iniciaba una nueva época, se dejaba atrás el feudalismo y se entraba en la edad Moderna.

martes, 15 de mayo de 2012

Baruch Spinoza (1632-1677)


Supuestos básicos:
  • Causalidad inmanente.
  • Fe absoluta en la razón: la deducción es el elemento de unidad entre método y sistema, partiendo de un primer principio (Dios).
  • Carácter modélico del método geométrico (Euclides) a diferencia de Descartes (modelo matemático).

Valor de la demostración: 
Definida la causa, hay que deducir de ella los efectos (según modelo geométrico "more geometrico") formando un orden de proposiciones a partir de definiciones que expresen ideas claras y axiomas (en lógica y matemáticas, fórmulas aceptadas sin demostración) evidentes.

Componente judía y neoplatónica:
En su pensamiento, junto a su componente cartesiana, otro elemento fundamental es la influencia judía (cábala) y neoplatónica.

Dios y el mundo:
  • Si Descartes diferencia sustancia extensa y razón, Spinoza los reduce a la única sustancia existente: Dios (existe en sí y es concebida en si). De ello deriva que las leyes naturales y divinas son las mismas y siguen un orden necesario mas sin propósito definido.
  • La sustancia infinita tiene infinitos atributos referidos a Dios (causa eficiente): nada puede existir fuera de Dios.
  • Ahora bien, Dios no es el creador del mundo, sino que Dios y el mundo son lo mismo. El mundo está regido por el orden necesario (geométrico) que es la sustancia de las cosas.

Conocimiento y realidad:
  • El entendimiento es "modo" por medio del cual la sustancia se expresa como cosa pensante, pues a excepción de la sustancia y los modos, sólo hay atributos (formados por el pensamiento y la extensión).
  • Las cosas pensantes y las cosas extensas (razón y "cuerpo") son "modos" que necesitan de la sustancia (Dios= causa inmanente).
  • En su obra De Intelectu Emmendatione propone su reforma según cuatro modos de percepción: adquirida "de oídas", por experiencia vaga, percepción de las causas a partir de los efectos (Aristóteles) o deducción de una conclusión a partir de lo universal (Descartes), percepción por conocimiento de la esencia o de su causa próxima.
  • La guía en la búsqueda de la verdad es la idea que el entendimiento tiene (de manera originaria) de la idea verdadera (certeza de verdad). Tiene, pues, el entendimiento capacidad de encontrar la verdad o la idea verdadera.
  • Idea que posee unas características, de origen matemático: a) posee en sí misma la marca de la verdad; b) no precisa, por tanto, de criterio externo que la confirme; c) no tener, en definitiva, su causa en un objeto externo al pensamiento. 
  • La idea adecuada: a) los caracteres intrínsecos de la idea verdadera son = claridad, distinción y adecuación, siendo la adecuación el fundamento de la distinción y claridad; b) una idea formalmente verdadera se convierte en adecuada si la vinculamos a su causa.
  • Spinoza construye su sistema convirtiendo las ideas formalmente claras en adecuadas, dando de ellas una definición que exprese su causa (Dios). Es un modelo que lo distancia de los escolásticos (aunque acepta el argumento ontológico) y de Descartes.
  • Las ideas se convierten en adecuadas por medio de la definición y mediante el método deductivo (a partir de la idea de Dios se deducen las otras ideas). 

Pasiones y libertad humana:
  • La naturaleza determina la voluntad humana, y las pasiones son regidas por las leyes de la naturaleza, por lo que pueden ser analizadas deductivamente.
  • De análisis del poder de las pasiones sobre el hombre, y viceversa, deduce que cada cosa tiende a la autoconservación. Si el esfuerzo refiere a la mente es voluntad, y si refiere mente y cuerpo es apetito (esencia del hombre que le permite su autoconservación): algo es bueno y deseable porque se desea y se quiere, no al revés.
  • Pasiones fundamentales => alegría y tristeza de la que se derivan las demás.
  • Moral => la perfección moral es pasar del conocimiento inadecuado y confuso de las pasiones (pasión = estado de pasividad de la mente), al conocimiento adecuado y claro por el que el ser humano se hace libre y activo. Siendo el bien lo que favorece tal paso y el mal lo contrario.
  • Libertad => el hombre libre es el que actúa independientemente de sus pasiones, es decir, que sabe y puede actuar por razón de lo útil. La libertad humana se funda en el conocimiento de la necesidad natural de las pasiones y de la naturaleza en su totalidad tal como existe, alcanzando con el conocimiento del orden necesario el amor intelectual de Dios.

lunes, 14 de mayo de 2012

Comentario del libro 'La guerra de los Cien años' de Edouard Perroy (I)


Introducción.
PERROY, Edouard. La Guerra de los Cien Años, Madrid: Akal, 1982. ISBN 978-84-7339-594-6.

Destacado medievalista francés, Edouard Perroy (1901-1974) fue profesor de Historia en la Sorbona (1950-1971) y fundador de la Comission d’histoire de l’occupation de la France. Entre sus numerosas publicaciones destacan: Les Royaumes et les sociétés barbares, Le monde carolingien, Les croisades et l’Orient latin y, en castellano, La Edad Media: la expansión de Oriente y el nacimiento de la civilización occidental. La mayor parte del libro “La Guerra de los Cien Años” fue escrita durante el invierno de 1943-44 en la Francia ocupada. El autor utilizó numerosas notas y tuvo que fiarse de su memoria para  terminar la obra.

Esquema general de la obra:
1. Prólogo.
2. Los adversarios.
• Francia en 1328. Situación del país francés antes del conflicto.
• Inglaterra en 1328. Situación del país inglés antes del conflicto.
• La cuestión de la Guyena. Problema vasallático de esa región.
• La sucesión al trono francés. Problema de sucesión dinástica a la muerte del último Capeto.
3. Los comienzos de la lucha (1328-1340).
• El homenaje de Eduardo I. Francia estira la cuerda respecto al homenaje del rey inglés.
• Hacia la ruptura. Se precipita el conflicto.
• Los últimos preparativos. Ambas monarquías buscan apoyo fuera de sus fronteras.
• Las contrariedades inglesas. Problemas financieros retrasan la invasión inglesa y no se consigue todos los apoyos deseados.
4. Los desastres franceses (1340-1364).
• La cuestión de Bretaña. Guerra por la herencia de Bretaña.
• Crecy y Calais. Victorias inglesas en ambas ciudades.
• Los pánicos del rey Juan. Juan el Bueno reina tras la muerte de Felipe VI.
• El sometimiento de la monarquía francesa. Nuevas derrotas del ejército francés.
5. Carlos V (1364-1380).
• El rey y su círculo. Gran capacidad política del rey Carlos.
• La reconstrucción del reino. Resolución de los problemas internos del reino.
• La reanudación de la guerra. Incumplimiento del tratado de Calais.
• Desengaños del fin del reinado. Fracasos militares y diplomáticos.
6. Hacia la reconciliación (1380-1400).
• El agotamiento de Inglaterra. La guerra pasa factura al reino inglés.
• La juventud de Carlos VI. Regencia en el reino francés.
• ¿Paz o largas treguas? Periodos de relativa calma.
• La preponderancia francesa en Europa. Se afirma y crece la hegemonía francesa.
7. La conquista de los Lancaster.
• El advenimiento de los Lancaster. Enrique IV toma el poder.
• La anarquía francesa. Problemas en la administración francesa.
• La guerra civil. Lucha entre los príncipes poderosos de Francia.
• De Azincourt al tratado de Troyes. Enrique V prepara la doble monarquía.
8. Francia dividida (1418-1429).
• La Francia de los Lancaster. Administración de la zona ocupada por los Lancaster.
• La Francia anglo-borgoñona. Administración de la zona ocupada por los borgoñeses.
• El reino de Bourges. Administración de la zona bajo dominio del Delfín Carlos.
• La evolución de la guerra: el asedio de Orleans.
9. La revancha francesa (1429-1444).
• Juana de Arco. Con ayuda de la heroína francesa se cambia el curso de la guerra.
• La reconciliación franco-borgoñona. Ambos reinos hacen frente común contra los ingleses.
• Las reformas de Carlos VII. Nuevas reformas políticas, administrativas y militares.
• Las treguas de Tours. Última tregua de la guerra.
10. El fin de las hostilidades.
• La reconquista de Normandía y de Guyena. Últimos ataques franceses contra posiciones inglesas.
• Francia al terminar la Guerra de los Cien Años. Situación del reino francés tras la guerra.
• La Inglaterra de las Dos Rosas. Guerra civil en Inglaterra entre las casas de York y Lancaster.
• La paz imposible. Epílogo de la guerra de los Cien Años.

domingo, 6 de mayo de 2012

Pirro en Italia (y III)

C.- EN TEXTO EN SUS PRIMERAS LÍNEAS  CITA A ITALIA ¿QUÉ RELACIÓN TIENE CON ROMA? ¿SE INDICA OTROS ESTADOS O REINOS DEL MOMENTO?

En la época de los acontecimientos narrados por Plutarco, en la península Itálica no solo existía la república romana. Desde su mítica fundación por Rómulo en el año 754 a.C. (Varrón) Roma había librado numerosas batallas (defensivas y ofensivas) y su dominio en la península se había incrementado poco a poco. Es durante la primera etapa republicana (siglos V-III a.C.) cuando la ciudad estado del Lacio inicia una expansión, imparable, primero en la Península Itálica, luego por el Mediterráneo. La anexión de Italia (excepto la Galia Cisalpina) comprendió las guerras con Veyes (conquista del centro norte de Italia), la guerra Latina (conquista completa del Lacio), las guerras Samnitas (conquista del centro sur de Italia) y la guerra de Tarento (conquista de la Magna Grecia).
Tal como he comentado con anterioridad antes de regresar a Epiro, Pirro estuvo en Sicilia y el sur de Italia luchando con los griegos contra Roma. En efecto, cuando la ciudad de Tarento se ve envuelta en una guerra contra Roma, pide ayuda a Pirro y éste acude en el 280 a.C. con el sueño de conquistar Italia. Al principio obtiene algunas victorias muy costosas, alcanza el Lacio y quiere finalizar la guerra de forma diplomática pero Roma rechaza la paz. Además muchas ciudades meridionales se mantienen fieles a Roma. En ese momento se produce la invasión gala de los Balcanes y las ciudades griegas de Sicilia piden su ayuda al ser atacadas por los cartagineses. Pirro decide intervenir en Sicilia en el 278 a.C. y libera a casi todas las ciudades griegas incluida Siracusa. Sin embargo el intento de Pirro de invadir África provoca la deserción de casi todas las ciudades  de la isla por lo que en el 275 a.C. Pirro regresa a Italia para defender Tarento del ataque romano. Se afirma que Pirro dijo que Sicilia era el futuro campo de lucha de Roma y Cartago. Su predicción se cumpliría once años después con el inicio de la Primera Guerra Púnica. Finalmente es derrotado por las legiones romanas en Malevento (Benevento) ese mismo año. Es preciso señalar que en la guerra con Tarento Roma firma un tratado de colaboración con los cartagineses para oponerse de forma conjunta a los ejércitos de Pirro. Roma conquista Tarento en el año 272 a.C. con lo que finaliza su expansión en la zona meridional italiana.
Los galos o celtas son mencionados en el texto como fuerza mercenaria bajo las órdenes de Pirro y Antígono. Los galos son unos pueblos originarios del centro de Europa pertenecientes a la cultura de La Tène (Edad del hierro II). Protagonizaron diversas expansiones como las que saquearon Roma en el año 390 a.C. o las que invadieron Macedonia en el 279 a.C. En el siglo III a.C. fundaron el estado Gálata en Asia Menor. Epiro es un estado helenizado situado al noroeste de Grecia que comprende buena parte de la moderna Albania y el área de Grecia occidental situado al norte del golfo de Ambracia. Limita al este con Macedonia. Su máxima extensión coincidió con el reinado el moloso Pirro. En el año 148 a.C. será anexionada por Roma para formar parte de la provincia de Macedonia.
A la muerte de Alejandro y tras un largo proceso de reparto de territorios no exento de guerras, el imperio alejandrino dio lugar a tres grandes reinos helenísticos: reino Lágida de Egipto, imperio Seléucida de Oriente y reino de los Antigónidas (grecomacedónico). En Macedonia reinó la dinastía de los Antigónidas salvo dos breves periodos en el que gobernó Pirro. El destino de este reino se decidió en tres guerras macedónicas que le enfrentaron con el poder de Roma. La primera coincidió con la segunda Guerra Púnica y la alianza de Aníbal con Filipo V acabó con la derroto de ambos.  En las siguientes guerras volvió a vencer Roma y finalmente Macedonia se convirtió en provincia romana en el año 146 a.C. Lo que es innegable es la gran influencia que ejerció el helenismo hacia Roma.

Bibliografía:

  • BRAVO, G., Historia del mundo antiguo. Una introducción crítica, Madrid, Alianza, 1994.
  • FERNÁNDEZ URIEL, P., Historia Antigua Universal II: El mundo griego, Madrid,  UNED, 2007.
  • —, Historia Antigua Universal III: Historia de Roma, Madrid,  UNED, 2007.
  • GRANT, M., Atlas de historia clásica,  Madrid, Akal, 2009.
  • GRIMAL, P., El helenismo y el auge de Roma [en línea], Madrid,  Siglo XXI, 1990.
  • MONTENEGRO DUQUE, A. (Coordinador), Gran historia universal. Volumen IX. Roma hasta Augusto, Madrid, Nájera, 1986.
  • PLUTARC, Vides paral·leles, Barcelona,  Fundació Bernat Metge, 1930.
  • PLUTARCO, Vidas paralelas, Tomo III, Pirro [en línea].
  • LANE FOX, R., El mundo clásico. La epopeya de Grecia y Roma, Barcelona, Crítica,  2007.
  • SPEAKE, G. (editor), Diccionario Akal de historia del mundo antiguo, Madrid, Akal, 1999.
  • VÁZQUEZ HOYS, A. M., Historia del mundo antiguo. Tomo 2 (El Mundo Mediterráneo hasta Augusto), Madrid, Sanz y Torres, 2005.

viernes, 4 de mayo de 2012

Pirro en Italia (II)


B.- SITÚE  CRONOLÓGICAMENTE EL TEXTO, RESUMA EL PERIODO HISTÓRICO CONCRETO AL QUE SE REFIERE INDICANDO LOS ACONTECIMIENTOS Y CARACTERES MÁS SOBRESALIENTES EN FUNCIÓN DE DICHO TEXTO.

El texto es un fragmento del capítulo XXVI de la biografía que el historiador griego Plutarco hace sobre Pirro en su obra ‘Vidas Paralelas’ en el siglo I d.C. La acción que nos describe Plutarco transcurre sobre el año 274 a.C. aproximadamente, es decir, desde que Pirro finaliza su campaña en Italia y Sicilia en auxilio de la ciudad de Tarento hasta que derrota al rey de Macedonia Antígono II y consigue proclamarse rey de Macedonia. El marco histórico en que transcurren los hechos es el llamado periodo Helenístico que se inicia tras la muerte de de Alejandro Magno (323 a.C.) y la división de su imperio entre sus generales. Así el mapa quedó dividido en monarquías unitarias con características propias de cada territorio: Ptolomeo en Egipto, Seleuco en Persia, Antígono Monoftalmos en Asia, Casandro en Macedonia y Lisímaco en Tracia. Los generales sucesores de Alejandro (Diádocos y Epígonos), tras tres acuerdos, luchas, discordias y guerras (Ipsos, 310 a.C.) fueron tomando el título real por lo que surgieron los primeros reinos. Esto no significó que acabaran las luchas, pues duraron veinte años más. El Helenismo se puede definir como la expansión de la cultura griega asimilando la cultura del Próximo Oriente y Egipto por toda la zona atravesada por las tropas de Alejandro.
Las primeras líneas del texto nos hablan de las campañas de Pirro en suelo italiano y Siciliano. Esa época es crucial en el nacimiento de Roma como potencia del mediterráneo occidental y me extenderé en el punto C. Como apunte señalar que las conquistas romanas de la Magna Grecia provocaron que Tarento pidiera ayuda a Pirro para combatir el expansionismo de la república romana. Pirro vio una oportunidad de emular a Alejandro Magno y extender su imperio por occidente. Después el texto nos habla de la campaña de Pirro en Macedonia después de abandonar Italia tras perder la batalla de Malvento (Benevento) en el 275 a.C. En Macedonia reinaba el nieto de Antígono I Monoftalmos (general de Alejandro Magno),  Antígono II Gónatas.
Antígono II derrotó a los Gálatas que habían iniciado la invasión de la región en el año 279 a.C. y fue proclamado rey de Macedonia por su ejército. En poco tiempo dotó al reino de una gran cohesión interna y con ayuda de mercenarios gálatas acabó con los otros pretendientes al trono de Macedonia. Según nos indica las fuentes documentales Pirro regresó a Macedonia tras seis años de campañas en Italia y Sicilia. Según Plutarco su intención era saquear la zona para  apropiarse de los recursos que había perdido en Italia. Sin embargo es posible que Pirro ambicionara el reino de Macedonia por derecho dinástico. Pirro se enfrentó a las tropas de Antígono, derrotándolo y provocando la deserción  de los soldados hoplitas de Antígono. Éste, viéndose abandonado por los suyos huyó. De esta forma Pirro ocupó su lugar en el trono de Pela. La continuación del capítulo XXVI del texto de Plutarco nos habla del saqueo de las tumbas reales de Egas por los mercenarios galos lo que propició la impopularidad de Pirro. Las fuentes también nos relatan el inicio en el año 273 a.C. de otra campaña contra Esparta, en el Peloponeso.  Antes de asaltar Esparta Pirro recibe un mensaje de auxilio procedente de Argos: Antígono amenaza la ciudad. Ante esa demanda de ayuda Pirro decide socorrer la ciudad en el año 272 a.C. hallando la muerte en sus calles. Tras estos acontecimientos las ciudades del Peloponeso se unen a Antígono y éste regresa a Macedonia donde reemprende su reinado. Los monarcas de esta dinastía se diferenciaron de la Seléucida  y la Ptolemaica en que el rey continuó siendo el jefe supremo del ejército y nunca fue considerado como objeto de culto  ni como un dios.